Más allá de las “Glorias” hay un bello deporte

El pasado domingo 6 de septiembre se realizó en todo el país, la tradicional Corrida “Glorias del Ejército”, evento deportivo que se replicó en diversas ciudades del país de manera simultánea, desconozco la cantidad de runners, pero me imagino que no fue un número reducido por la alta convocatoria que se vio en Valdivia.

Pero lo que quiero compartir con ustedes es otra cosa, es un aspecto cultural y social que vi con esta carrera, o al menos así lo percibí previo a la largada de los 5 y 10K que se dispusieron como distancias.
Me pregunté ¿Por qué correr? ¿Por qué participar en un evento convocado por el Ejército? y más aún celebrar sus glorias, algo impensado si nos remontamos a ciertos años dolorosos para nuestro país.

No quiero ser un anarquista, ni mucho menos un resentido con mis cuestionamientos, quiero ir más allá y contarles que mis respuestas fueron otras, que estamos a más de 40 años de ese momento histórico que nos dividió y que este domingo nos volvió a unir en una actividad tan linda como es correr.

Cuando me preguntaron ¿por qué vas a participar de esa corrida? mi respuesta fue clara y simple. Por correr y superar mis tiempos. No se me pasó nunca por la mente otra cosa, aunque debo confesar que la previa con la entrega del kit, no estuvo exenta de inquietudes y algo de molestia por lo estructurado y militarizado de los organizadores. Pero son así, es su formación, es su estilo de runners.

En lo que respecta a la carrera, la pude vivir con mucha alegría, participó mi mujer, esforzándose al máximo y pudiendo terminar bien sus 5K, las sensaciones y cronos se los dejamos a ella.
Por mi parte, mis 10K fueron planificados con un corredor amigo, Antonio se lleva los créditos por el entusiasmo y el mantener esos 4:30 min. por kilómetro. Mi objetivo era poder mantener ese ritmo y terminar la carrera al menos en 46 min.

Tras el estruendo del cañonazo de partida, nos dispusimos a enfrentar los primeros metros que para mí son clave, esquivando y definiendo un trazo como recorrido por las accidentadas calles de Valdivia.
Los primeros tres kilómetros son los más duros de afrontar, es ahí donde me doy cuenta si realmente la elongación previa y hasta el desayuno fueron los correctos para la distancia.

Con el correr de los kilómetros, entre una intensa llovizna que fue declinado, logramos enfrentar de buena manera los primeros 5K, a lo lejos pude ver como llegaba mi esposa a la meta y darle el último grito de aliento, para luego comenzar con mí segunda vuelta del circuito.

Ahora comenzaba lo más difícil, mantener el ritmo, me propuse no caer, mantener el paso y aumentar mi velocidad, pasando a dejar a varios competidores, pero siempre de la compañía de mi amigo de ruta.
El último kilómetro fue de intenso trabajo, sentía caer mis brazos (debo mejorar en eso), pero mis piernas iban enteras, ya se veía la meta, quedaba poco y había que darlo todo.

Llegamos juntos con Antonio, nos abrazados al llegar a la línea de meta como un símbolo de unión y compañerismo, creo que ese es el espíritu que debe reinar en este tipo de eventos y lo he notado en otras carreras.

Al final, una gran carrera, baje mi marca personal en esta distancia a 43:53 min, lo que se traduce en 4:25 min. por kilómetro, un tremendo logro para un corredor como yo, que lleva sólo 4 meses practicando este lindo y apasionante deporte.

Mención aparte y digna de destacar, la presencia y alegría de mi Club Circuito Sur, que se lució en la convocatoria y porque el momento más bello de la jornada, se vivió con la llegada de Eduardo a la meta, el corredor distinto, que vuela y hace de todos nosotros vibrar y saber que no hay metas imposibles.

Fotografía: Club Circuito Sur

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Max Valenzuela

Valdiviano, Papá, Periodista, Locutor radial, Melómano, Domador de Sonidos y Cazador del Silencio. Runner-Trail. Promotor Cultural y un sano Medio Ambiente.