La Isla de la Fantasía – 21K Chepu
Nuevamente el trail running me lleva a vivir una bella aventura, esta vez en la Isla grande de Chiloé.
Hace un par de meses decidí inscribirme en la carrera Chepu Trail, producida por Butawapi y que congrega a más de 200 corredores que visitan y recorren esta caleta de nombre huilliche, lugar de senderos, dunas y playa, quedando distante de Ancud unos 25 kilómetros.
Con algunos amigos del club nos coordinamos para poder ir y participar de los 21K, la mayor distancia ofrecida y ser parte de esta fiesta deportiva en la isla, con el tiempo algunos no pudieron sumarse y finalmente sólo fuimos dos corredores, Juanjo y el que relata.
Coordinamos nuestra estadía en Ancud, con la madre de un corredor amigo, ella gentilmente accedió a recibirnos y alojarnos en su hogar, vaya para Marcela nuestro total agradecimiento por la hospitalidad y buena onda al abrirnos las puertas de su casa y por supuesto a nuestro amigo Jj vayan los créditos por la gestión.
Vamos por Chepu
La carrera era prometedora, me ilusionaba por el simple hecho de que era mi primera media maratón de trail o dejémoslo en 21K, con un circuito que destacaba por lo hermoso de sus parajes.
Llegamos un viernes 30 de octubre a Ancud y nos dirigimos con mi compañero directo al Municipio donde se estaban entregando los kit de competencia. Polera, chip y número. En el lugar nos informaron que la salida de buses de acercamiento a Chepu para el otro día era a las 7 y 8:30 am, dicho esto nos concentramos con Juanjo para estar listos y de buen ánimo para el otro día.
Ya temprano y con nuestro equipo preparado, fuimos en busca del transporte, llegamos unos minutos antes, cerca de las 8:15 am, habían un par de corredores esperando, pero lo que me extrañó fue no ver a nadie de la producción, en fin, no me importó.
Comenzaron a pasar los minutos y nuestro bus no llegaba, ya nos habíamos reunido más de 20 corredores, muchos proveniente de Santiago, algunos del mismo Ancud y nosotros, el rostro de todos era de incertidumbre y molestia. Comenzamos a llamar a los organizadores, pero nadie respondía, era de esperar que no, debido a la falta de cobertura, donde se emplazaba la partida. Ya comenzaba a andar algo mal.
De un momento a otro aparece el bus – eran las 9:10 am- a lo que solicitamos saber que pasaba y el chofer sólo nos responde que no pensaba que había más gente esperando traslado y que la ruta estaba algo complicada.
Ya en camino, pensamos que todo se había retrasado y que lo único lamentable es que nos perderíamos la charla técnica, detalle no menor, pero que en ese momento era lo que menos me importaba, sólo quería correr y llegar a tiempo a la largada.
Atrasados y todo, se suma como dato anecdótico que el chofer demora más el viaje por pasar a cargar combustible, ensalzando más los ánimos de los pasajeros.
Llegamos al colegio de Chepu donde estaba ubicado la partida, para asombro con muy pocos corredores a la vista, ya me hacía creer que algo nuevamente andaba mal. Bajamos para ver lo que ocurría y efectivamente, el grupo de los 21K ya había iniciado el recorrido, es en se momento que mi compañero Juanjo pierde todo control y desata su molestia contra la organización, cosa que me parece de lo más justo, pero que en lo personal ya no venía al caso y menos discutir frente a justificaciones poco convincentes y no asumir que aquí hubo una falta de coordinación en el transporte y por consiguiente más de 20 corredores podrían haber perdido la carrera.
Es aquí donde me quiero detener y hacer la reflexión y entender la lógica de un evento de estas características donde muchas veces los recursos son acotados y la responsabilidad es mucha cuando se tiene a cargo a tantas personas.
Existe un boom de este fenómeno deportivo, donde mes a mes hay en promedio más de dos carreras a lo largo del país, algunas con un nivel de producción espectacular y otras como en este caso, que carecen de experiencia y fallan en ciertos detalles. Me pasó, nos pasó con Juanjo, pero es parte del adquirir experiencia y aprender de los errores.
Tras las disculpas, nos preguntaron si corremos los 21 o nos bajamos a 15K, no importaba la salida fuera de plazo porque se podía cronometrar con el chip. Por lo que por tiempo y desempeño igual podríamos competir con los demás corredores, que ya en ese momento nos aventajaban por más de 30 min.
Vine por mis primeros 21K y no me quedaría con las ganas, después podríamos hacer la reflexión y conversar con los organizadores.
Largamos con Juanjo, sin tiempo ni para precalentar, es ahí donde la mente debe ser fuerte y afrontar como sea un desafío de esta naturaleza. ¡Vamos Juanjo… Vamos amigo!… así nos motivamos, más el aplauso y ánimo de los demás competidores que esperaban la largada de los 15K.
Senderos, dunas y playa
El trayecto comenzó con un par de kilómetros de ripio, con algunas cuestas y una bella vista a la caleta de pescadores de Chepu, que se une al camino por un pequeño puente. Ya llegando a los 5K se comienza el primer sendero, un recorrido marcado por al barro y madera muerta, que fue de a poco mezclándose con arena, era señal de que íbamos bajando y que estábamos pronto a llegar al mar.
Un desvío nos señalizaba el cambio de ruta, izquierda para los 15 y derecha para los 21K, luego después de un par de metros, comenzaron a aparecer las primeras dunas, es ahí donde las zancadas comenzaron a hacerse más difíciles y por ende a disminuir el ritmo, algo que me tomó de sorpresa porque nunca había corrido en arena en este tipo de competencia.
A medida que avanzamos el circuito se pone cada vez más interesante y hermoso llegando a una especie de estero o más bien dicho zona de humedal en donde teníamos dos opciones, atravesarlo descalzo o mojar zapatillas. Opté por lo segundo, pensando en la seguridad de mis pies y en optimizar los tiempos. Fue un cruce entretenido y a la vez refrescante por el intenso calor de esa hora bajo un radiante sol.
La playa era un lugar increíble, con quebradas y riscos que daban justo en el borde del mar, pero que también daban paso a una extensa orilla de arena, una playa que calculo tenía más de 10K de extensión.
Lo bella del lugar se confundía con lo duro y agotador que fue correr sobre arena, pero eso no importó, atrás quedaban las molestias por la desorganización de la productora, comenzaba a sentirme pagado por estar ahí y poder apreciar ese encantador lugar, que quizás nunca más volvería a pisar.
Pasado eso, sólo quedaba un par de cuestas más, algo de ripio y la llegada a la meta, había cumplido con mis primeros 21K de trail oficiales, en un tiempo de 2 horas y 3 minutos, nada mal si proyectaba un tiempo mayor.
Dato para no olvidar, Juanjo siguió alegando y consiguió que nos regalaran un curanto a cada uno, con eso pudimos compartir la mesa con otros corredores, recobrar energía y poder conocer a Jorge y Patricia, matrimonio que nos trajo de vuelta a Ancud y así ahorrarnos el mal rato de volver en ese bus que casi nos hizo perder la carrera.
Revisa mi video de la carrera aquí