Lo que nació como un juego y se convirtió en un sueño!
Felipe Contreras, uno de los corredores nacionales que destacó en Patagonia Run 2016, nos cuenta su experiencia y de cómo llegó a conquistar el podio de una de las carreras más importantes de Argentina.
-A través de este texto no quiero contar cómo fue que gané los 21k del Patagonia Run, tampoco quiero que sea un Race Report. Quiero mostrar que los sueños por cercanos o lejanos que los veamos, los podemos lograr.
Tengo 20 años, acabo de congelar en 3er año de Educación Física, soy del Greyhound Project y trabajo en Chile Sport Distribution. Una vida común y corriente, con obligaciones y responsabilidades que cumplir.
El año 2013 marcó un antes y un después para mí, ese año me obsesioné con Patagonia Run, con los 21k de esta hermosa carrera. Ese año nació en mí el sueño. Durante todo ese año seguí entrenando muy duro, corriendo también otras carreras pero siempre pensando en mi objetivo. El 2014 logré volver, bajé 12 minutos mi tiempo del año anterior y logré el 3ero en la General. La felicidad me invadía, recuerdo perfecto como nada me quitó la sonrisa del rostro ese día. Sentía que ya estaba viviendo mi sueño, sentía que de a poco se hacía realidad.
Lamentablemente el 2015 no pude participar de esta carrera pero en cambio fui a Ultra Fiord y la Maratón de Torres del Paine, estas dos carreras me hicieron abrir los ojos y darme cuenta que de verdad podía ser competitivo. Un poco antes de final de año tuve un pequeño accidente en auto que hizo re afirmar mi posición. Al parecer, una decisión importante venía.
Sabía que iba a estar en la Edición 2016 de la carrera así que tan pronto como me recuperé del accidente comencé a trabajar duro con Felipe Carriel, mi entrenador.
Comenzó el 2016 y tomé una de las decisiones más complicadas que he tenido que tomar, congelar mi carrera y no sólo por dudas vocacionales que tenía, sino que para entrenar más tranquilo, más duro y más enfocado. Había tenido buenos resultados el 2015 y quería ver cómo podía ser dedicándole un poco más de tiempo.
Creo que en el fondo, sabía que todas estas decisiones ayudarían a cumplir mi sueño.
Ya de lleno en el 2016 entrené mucho en el verano, compitiendo también e incluso logrando mi primera victoria en una carrera de calle lo que me daba confianza y motivación para el gran desafío que venía en abril. Avanzado el tiempo, en marzo viajé hasta Torres del Paine para el Trail Adventure (25k), fue una mala carrera para mí. No logré sentirme bien, me perdí más de una vez en el recorrido y me sentía desconcentrado, enojado y un poco desmotivado. Definitivamente no era el mejor presagio para Patagonia Run, pero seguimos trabajando duro y poniéndonos a punto.
El día de la carrera me escribí a todas las personas y grupos importantes en mi pierna derecha. Mi familia, mis amigos, el notre, el Greyhound Project, mi entrenador y su familia, Isra y su familia, etc. Era el día que había esperado por 3 años y quería tenerlos a todos conmigo. Siempre he sido muy de piel y muy cercano, por lo que sentirme protegido y acompañado por ellos era súper importante. La verdad es que sentí que me dieron fuerzas cuando más las necesité ese día.
Para qué decir más. El 9 de abril del 2016 fue mi día. Me sentí como nunca me había sentido y corrí como nunca había corrido. Ese sábado fue el día que cumplí mi sueño pero también me hizo darme cuenta que por muy lejano que veamos un sueño o un objetivo, trabajando duro podemos alcanzarlo. El 2013 el ganador me venció por más de 20 minutos y este sábado recién pasado yo fui el que ganó con una ventaja de 4 minutos sobre el segundo.
En la medida que creamos en nosotros, trabajemos duro y seamos constantes, todo es posible, sólo depende de nosotros. La verdad? Nada más satisfactorio que alcanzar algo por lo que luchaste tanto tiempo y que muchos creyeron que no era factible.
Gracias a todos los que me apoyan, me acompañan, me cuidan y me protegen. Sin esto, mi sueño no estaría.
Gracias a todos los que han estado presentes, aunque quizás ahora no estén. Porque han dejado un grano de arena en mí que me ha ayudado a llegar a ser quien soy.
Fotografía: Karina Palomino