Chome, la carrera invernal del Bio – Bio [Race Report]

Llegamos a Concepción un viernes por la tarde, nos fuimos en familia desde Valdivia, un largo viaje al volante, pero felices de pasar un grato fin de semana.

Discover Pacific Route – Invernal Chome nos recibe en el Museo de Historia Natural de la ciudad, un hermoso espacio, lleno de historia y atractivos sobre la flora y fauna de nuestro país, sumado a un entorno prehistórico, marcado por la presencia de dinosaurios a escala real. Ahí retiré el kit.
13680806_10209730010464361_6940135077982236782_n

Me pude juntar con mi compañero del Team Killer, Juanjo y estrechan un abrazo a mis amigos de Temuco. Luego las fotos de rigor y escuchar parte de las charlas técnicas, para después ir a descansar y mentalizarse para el día de la carrera.

Caleta Chome

7:30 am en Concepción y nos vamos junto a los amigos de Acuña Trail, el destino, Reserva y Santuario de la Naturaleza Península de Hualpén, para ser más exactos, Caleta Chome. Localidad distante a 30 minutos de la capital del Bio – Bio.

La brisa del mar nos da la bienvenida a un lugar hermoso, carente de grandes intervenciones, una localidad de difícil acceso, pero que se ve compensada con la majestuosidad de su vista al océano.

Mi desafío apuntaba a correr 18K, vine con la intención de conocer la carrera, de pasarla bien. Me habían hablado de lo entretenido y difícil del circuito, algo provocador para todo amante del trail running.

El campamento base se ubicaba en la cancha de fútbol de los pescadores, muchas sonrisas y uno que otro rostro conocido se podían reconocer, uno de ellos, “la voz del trail”, quien animaba como siempre a cada uno de los corredores que venía llegando.

Ya habían largado los corredores de las demás distancias, primero fueron los de 43K, a eso de las 8:00 am. luego fue el turno de los 29K, para que a eso de las 9:45 am. comenzará mi desafío.

18K de mar y cordillera

A casi un mes de mis 42K de Torrencial, no tuve el tiempo suficiente para recuperarme y llegar de la mejor manera a esta carrera, lo digo porque mi estado físico no fue el optimo, llegaba con algunas molestias en mi tobillo derecho, que en esta prueba me traerían algunas malas pasadas, pero comenzamos.

La largada nos llevó directamente en ascenso, una subida al primer cerro que fue un tanto complicada por el ripio y barro, pero eso no importó. La adrenalina y energía del encajonamiento fueron el aliento necesario para comenzar con todo esos casi mil metros de subida para luego ingresar a nuestro primer sendero y comenzar a descender una estrecha huella bordeando el mar, una vista privilegia, que llamó mucho mi atención, así fue el recorrido durante los primeros 4K.

13920196_1022085591245806_472864404421824655_oLuego de eso, comenzó el ascenso por un camino de ripio, rodeado por plantaciones de eucaliptos y pino, algo poco llamativo, que se fue mezclando con algo de vegetación nativa, para luego introducirnos en unos senderos angostos que desembocaron nuevamente en la playa, ahí nos esperaba la primera complejidad del recorrido, subir unos casi 600 mts. con mucho barro, en donde muchos corredores, me incluyo, sufrimos con las caídas.

Sorteando ese primer obstáculo, llegamos al primer PAS, cargar agua y seguir adelante, ahí comencé a notar que cada kilómetro que avanzaba, el recorrido se tornaba más difícil, pero los parajes se tornaban más atractivos.

Ya en el 10K, mis pronósticos se hacían realidad, descendiendo de manera muy técnica a una bella y pequeña playa con una impagable vista al mar, me detuve por unos segundos y comenté con otro “colega”, lo hermoso del lugar.

Tras aquello, nuevamente era el turno de enfrentar una empinada subida, donde muchos comenzaron a flaquear y los comentarios de “que rudo” o “difícil ruta” se hacían notar. A esa altura no me importaba nada, ni siquiera mi tobillo que algo molestaba. El barro comenzaba a ganar terreno y el 12K era necesario usar todas las técnicas aprendidas para escalar, era tal el grado de complejidad que hasta de los árboles me tuve que agarrar para poder seguir subiendo y pasar por angostos senderos. Eso es lo atractivo del trail creo yo.

Entrando al final del recorrido, me encuentro con un corredor algo disminuido, lo había visto pasar bien, y le pregunté qué le pasada. Me comenta que va adolorido de un pie, que se torció con una piedra que piso y que le molestaba. Le señalé que andábamos algo parecido, pero que yo lo arrastraba de otra carrera, de Torrencial. Pues ahí nos fuimos conversando los últimos metros y yo contándole todo sobre la carrera de Valdivia, me podrían pagar como promotor de carreras jajajaja.

Tras un rato, me dice que avance, que le de con todo al final y así lo hice, vine a pasarlo bien y el rematar como corresponde una carrera es parte de mi estilo de corredor. Es ahí donde me cruzo con Eduardo, amigo de Acuña Trail, en venía de los 29K, y sin pensarlo me grita “dale Max, ayúdame y dame el último impulso”, así fue, aceleré la marcha como una forma de animarlo a él y a mi, para llegar en bajada a la meta, tras apreciar la última gran vista de esta carrera. El mar y su inmensidad.

Cuento aparte son los tiempos para mi, noveno en mi categoría, nada de mal, pensando que tras la carrera termine con mi tobillo inflamado, almorzando en Caleta Lenga con la familia y coordinando nuevas aventuras con mi Team y los amigos porfiados del trail.

Créditos Fotografía: Cristian Valencia #LaVozdelTrail, Jaime Vargas de #AcuñaTrail,  Claudia Sanhueza y Fanpage Organización

 

13737707_1792060491078254_5074787771282053072_o 13882641_10209738222149648_3161812190225507572_n 13901451_10209738228789814_6320603623735781187_n 13913912_1791819001102403_6333925211295524488_o

Comments

comments

Max Valenzuela

Valdiviano, Papá, Periodista, Locutor radial, Melómano, Domador de Sonidos y Cazador del Silencio. Runner-Trail. Promotor Cultural y un sano Medio Ambiente.